El cuaderno de Maya es una novela publicada en 2011 por la escritora chilena Isabel Allende. La autora escribió esta historia inspirada por sus nietos, que le propusieron escribir un libro lleno de suspense y actualidad que les pudiese interesar. El resultado es la historia de Maya, una joven cuya adicción a las drogas la lleva por los peores caminos posibles.
Maya Vidal: una muchacha de 19 años, dulce y amable, cuya actitud cambia radicalmente cuando muere su abuelo. Este suceso la convertirá en una adolescente adicta a las drogas, rebelde y contestataria, que se meterá en decenas de líos que la llevarán de un punto a otro del continente.
Nini: abuela de Maya, una mujer cariñosa y enérgica que haría todo lo necesario para ayudar a su nieta, incluyendo buscarla en los estratos más bajos de la sociedad para rescatarla de su espiral de autodestrucción.
Personajes secundarios
Manuel Arias: abuelo biológico de Maya, un hombre que fue amante de su abuela Nini y estuvo preso durante la dictadura de Pinochet. Este suceso le ha dejado traumas, como claustrofobia y pesadillas recurrentes.
Paul Ditson II: segundo marido de Nini y el abuelo que crió a Maya, un hombre bueno que siempre veló por su nieta adoptiva. Muere a causa de un cáncer, y esto sume a Nini y a Maya en una profunda depresión.
Felipe Vidal: primer marido de Nini y supuesto abuelo biológico de Maya. Murió durante el Golpe de Estado en Chile de 1937.
Andrés Vidal: padre de Maya. Es piloto de avión y tiene otros intereses que hacen que reniegue de la educación de su hija.
Brandon Leeman: un narcotraficante con el que Maya hará negocios muy sucios.
Adam Trevor: hermano y socio de Leeman.
Roy Fedgewick: un camionero miserable que viola a Maya cuando ésta intentaba escapar del centro de rehabilitación.
Oficial Arana: un policía corrupto que persigue a Maya para que le dé unas placas con las que falsificar dinero.
Daniel: un mochilero de Seattle con el que Maya tiene una relación.
Resumen de El cuaderno de Maya
Primera parte
Maya Vidal es una adolescente norteamericana cuya madre la dejó en casa de sus abuelos cuando era un bebé. Su padre, Andrés Vidal, también descuidó a la niña debido a su trabajo como piloto de aviones, por lo que Maya fue criada por sus abuelos.
La abuela de Maya, Nini, es una mujer enérgica y muy cariñosa, que inculca en Maya el hábito de la lectura. Nini estuvo casada con un hombre llamado Felipe Vidal, que murió durante el Golpe de Estado en Chile de 1973. Por este motivo, Nini se mudó a Toronto y eventualmente a Berkeley, California, donde Maya pasó su infancia. El abuelo que crio a Maya fue Paul Ditson II, un hombre que la enseñó a bailar y le compró su primer piano.
Paul muere de cáncer, lo que supone un duro golpe para Maya. Sumida en la tristeza, comienza a consumir drogas y se deja llevar por esta adicción, que la mete cada vez en más líos. La dulce Maya se convierte en una adolescente mentirosa, adicta y rebelde.
Como Nini está deprimida por la muerte de su segundo esposo y Andrés reniega de la educación de su hija, nadie se da cuenta de la espiral de autodestrucción que consume a Maya. Entonces, la muchacha pasa de consumir drogas a tener relaciones sexuales alocadas y planear negocios ilegales. Toda esta espiral culmina en un accidente que hace que Nini se dé cuenta de los problemas de su nieta.
Segunda parte
Maya va a un centro de rehabilitación en Oregón. Allí parece ir a mejor día tras día, cuidando de algunos animales, haciendo ejercicio y llevando una vida sana y tranquila. Sin embargo, está resentida con su familia por mandarla a aquel centro.
Pocos días antes de que le den el alta, Maya pide quedarse unos meses más y planea una huida. Aprovecha una situación de emergencia para escaparse del centro de rehabilitación y huye hasta una carretera cercana donde hace autostop y pide a un camionero que la lleve. El conductor, Roy Fedgewick, accede para satisfacer sus oscuras intenciones.
El malvado hombre acaba violando a Maya y luego la lleva a Las Vegas. Allí conoce a Brandon Leeman, un narcotraficante. Brandon la contrata para que Maya le haga unos recados ilícitos, y Maya volverá a perderse en el mundo de las drogas y los negocios ilegales.
Tercera parte
Seis meses después, Maya y Leeman siguen trabajando juntos. La protagonista acompaña al hombre a esconder unas bolsas repletas de dinero falso y placas que les permitirían fabricar más. La misión de Maya es informar del paradero de estas bolsas a Adam Trevor, hermano de Leeman.
Las cosas se tuercen cuando Leeman es asesinado por sus socios, que también intentan atrapar a Maya porque sabe demasiado. La joven logra huir y comienza a mendigar para conseguir unas monedas con las que seguir consumiendo drogas, ya que la adicción ha vuelto a superarla.
Un grupo de mujeres salva a Maya de las calles y se ponen en contacto con Nini. Maya deja las drogas y le cuenta a su abuela todo lo ocurrido desde que se escapó del centro. Nini le pide a Maya que la lleve al lugar donde están las bolsas con el dinero falso y las quema, guardando las placas.
Cuarta parte
Maya vuelve a un centro de rehabilitación más costoso, y luego su abuela la manda a Chiloé, una isla chilena donde Maya estará a salvo de los socios de Leeman y el oficial Arana, un policía corrupto que busca las placas para falsificar dinero.
Maya se aloja en casa de Manuel Arias, un viejo amigo de su abuela que estuvo preso durante la dictadura de Pinochet. Maya descubre que Manuel es su verdadero abuelo y el padre de su padre, Andrés, ya que Manuel y su abuela fueron amantes.
En la isla, Maya también conoce a Daniel, un mochilero de Seattle del que se enamora y con el que empieza una relación. Cuando Daniel se marcha a Seattle, intentan mantener la relación viva en la distancia, pero fallan en el intento y terminan rompiendo.
El oficial Arana llega a la isla, ya que unas fotos que publicó Daniel en sus redes sociales le dieron pistas sobre el paradero de Maya. La aborda cuando está sola en lo alto de un acantilado, exigiéndola que le entregue las placas, pero ella le dice que no las tiene. Arana la golpea y la deja inconsciente y Maya despierta en el hospital, desorientada.
Al final se descubre que dos niños del pueblo encontraron a Maya y al oficial Arana al pie del acantilado: ella inconsciente y él, muerto. La joven sospechaba que los dos niños empujaron al policía para protegerla la ver que la atacaba, pero decide no intentar averiguarlo y poner punto y final a esa época de su vida.
Opinión de El cuaderno de Maya
Haciendo honor a su contenido, El cuaderno de Maya es un libro adictivo. Lejos de ser una obra maestra, se trata de una lectura cómoda, ágil y sencilla, con momentos tiernos, pero también otros momentos muy duros que nos pueden golpear como lectores.
El desarrollo del personaje principal es creíble, pues Allende, con su pluma tan auténtica, es capaz de describir la evolución de Maya con verosimilitud. A pesar de sus malas decisiones, podemos empatizar fácilmente con Maya, que se deja atrapar por una espiral de autodestrucción a causa de la desesperación.
En resumen, El cuaderno de Maya es una lectura cruda, pero recomendable. Puede que sea muy diferente a otros libros de la autora, incluso que la historia llegue a ser rocambolesca, pero termina convirtiéndose en un libro que engancha fácilmente.
Última actualización: 03 enero, 2021
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